Otros trastornos
Otros trastornos
Además de la ansiedad y los pánicos existen otros trastornos que pueden incluir síntomas similares a los experimentados en la ansiedad.Por eso es muy importante consultar con un profesional de la Salud Mental para poder informarnos al respecto y obtener el tratamiento más adecuado para nosotros.
Estos trastornos o desórdenes son diversos, entre ellos encontramos:
- Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG)

...
Como su nombre lo indica, se refiere a la situación en la que el individuo experimenta una ansiedad constante y a largo plazo, sin saber su causa. Estas personas tienen miedo de algo, pero son incapaces de explicar de qué se trata. Debido a su ansiedad no pueden desempeñarse en forma normal. No logran concentrarse, no pueden apartar sus temores y sus vidas empiezan a girar en torno a la ansiedad. Esta forma de ansiedad puede, al final, producir problemas fisiológicos. Las personas que padecen del trastorno de ansiedad generalizada pueden comenzar a sufrir dolores de cabeza, mareos, palpitaciones cardiacas o insomnio.
El síntoma principal es la presencia casi constante de preocupación o tensión, incluso cuando no existen causas objetivas que lo motiven. Las preocupaciones parecen flotar de un problema a otro, como problemas familiares o de relaciones interpersonales, cuestiones de trabajo, dinero, salud y otros problemas. Incluso siendo consciente de que sus preocupaciones o miedos son más intensos de lo necesario, una persona con trastorno de ansiedad generalizada aún tiene dificultad para controlarlos.
Los síntomas psicológicos son: preocupación crónica y exagerada, agitación, inquietud, tensión e irritabilidad, aparentemente sin causa alguna, o más intensas de lo que sería razonable en esa situación en particular. La gente que la padece también puede tener problemas de concentración y dificultades para conciliar el sueño y permanecer dormido (siendo el primero que se afecta en cualquier trastorno) y sueño no reparador ni satisfactorio.
Con frecuencia suelen aparecer signos físicos, como temblores, dolor de cabeza, mareos, agitación, tensión y dolor muscular, ojeras, pérdida de peso, molestias abdominales y sudoración.
El TAG está probablemente causado por una combinación de factores biológicos y de circunstancias vitales. Los genes pueden desempeñar un papel. Muchas de las personas que la padecen también experimentan otros trastornos médicos, como depresión y/o pánico, que al parecer implican cambios en los procesos químicos cerebrales, en particular anomalías en los niveles de la serotonina. El estrés también puede contribuir en su aparición.
- Fobia Social

Como cualquier fobia, se centra en un miedo intenso, persistente y crónico (grave para considerarse fobia) a ser juzgado, avergonzado, humillado o hacer el ridículo, que se pone de manifiesto en varios tipos de situaciones, entre las que destacan:
- Hablar en público, como intervenir en clase o realizar una exposición (glosofobia).
- Reuniones sociales en las que tendrá que relacionarse (fiestas, eventos, etc.).
- Encuentros inesperados con conocidos, familiares, amigos, etc.
- Agorafobia

La agorafobia es un trastorno de ansiedad que consiste en el miedo a las situaciones cuya evitación es difícil o embarazosa, o donde no se puede recibir ayuda en caso de sufrir una crisis de pánico.
La agorafobia es miedo al miedo. Los agorafóbicos temen las situaciones que puedan generarles sensaciones de ansiedad, miedo a la propia activación fisiológica (síntomas) y a los pensamientos sobre las consecuencias de experimentarlas, como la idea de morir.
La agorafobia está especialmente relacionada con el temor intenso a los espacios abiertos o públicos en los que pueden presentarse aglomeraciones.
La agorafobia está estrechamente relacionada con el trastorno de pánico, y no es raro que ambos trastornos sucedan en forma conjunta.
Entre los miedos que experimenta el agorafóbico están el miedo a vivir una crisis, a desmayarse, a sufrir un infarto, a perder el control, a hacer el ridículo, etc.
El trastorno se genera por alguna experiencia negativa por parte de la persona, quien al evitar las situaciones parecidas está desarrollando un mecanismo de aprendizaje que hace permanecer el problema.
La agorafobia suele desarrollar en la persona afectada otras fobias más específicas, tales como estar o quedarse solo/a (anuptafobia), fobia a los lugares cerrados (claustrofobia), a las alturas (acrofobia), al agua (hidrofobia), a estar rodeado de gente (enoclofobia), a las enfermedades (hipocondría), etc.
El agorafóbico tiende a evitar situaciones potencialmente ansiógenas, como lo pueden ser salir de casa, usar transportes públicos, ir de compras, comer en restaurantes, entrar al cine, hacer deporte, viajar, estar en lugares públicos o áreas amplias, etc. Estas situaciones pueden representar un grave problema en la vida del agorafóbico, pudiendo llevar a la persona afectada a casi no salir de su casa con el fin de tratar de evitar la gran cantidad de ansiedad causada por el pánico.
- Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)

El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es un síndrome caracterizado por:
- Obsesiones: son ideas, pensamientos, imágenes o impulsos recurrentes y persistentes que son egodistónicos, es decir, que no son experimentados como producidos voluntariamente, sino más bien como pensamientos que invaden la conciencia y son vividos como exagerados o sin sentido, a veces como repugnantes. El enfermo realiza intentos para ignorarlos o suprimirlos, a veces sin conseguirlo. Es entonces cuando se ponen en marcha las conductas compulsivas encaminadas a reducir la ansiedad motivada por la obsesión.
- Compulsiones: son conductas repetitivas, generalmente «caprichosas», y aparentemente finalistas que se realizan según determinadas reglas de forma estereotipada y cuya principal función es reducir la ansiedad provocada por la obsesión. La conducta no es un fin en sí misma, sino que está diseñada para producir o evitar algún acontecimiento o situación futura, relacionados con la obsesión en cuestión, por lo que su realización reduce la ansiedad provocada por la última. Sin embargo, o bien la actividad no se halla conectada de forma realista con lo que se pretende impedir o provocar, o bien puede ser claramente excesiva. El acto se realiza con una sensación de compulsión subjetiva junto con un deseo de resistirse a la compulsión, por lo menos inicialmente. Por lo general, el individuo reconoce la falta de sentido de la conducta (algo que no siempre ocurre en niños pequeños) y no obtiene placer en realizar esta actividad, aunque esta disminuye la ansiedad provocada por su obsesión. El enfermo enseguida nota que una sola compulsión o «ritual» no basta para reducir su ansiedad, con lo que se ve obligado a repetir o aumentar el ritual (círculo vicioso). Ejemplos típicos son verificar varias veces las mismas cosas una y otra vez, ya que en la repetición de patrones el enfermo obtiene una reducción inmediata del malestar, aunque claramente contraproducente ya que con ellos está reforzando la dinámica del trastorno.
- Depresión
La depresión es un trastorno del estado de ánimo, transitorio o permanente, caracterizado por sentimientos de abatimiento, infelicidad y culpabilidad, además de provocar una incapacidad total o parcial para disfrutar de las cosas y de los acontecimientos de la vida cotidiana (anhedonia).
Los desórdenes depresivos pueden estar, en mayor o menor grado, acompañados de ansiedad y determinar el origen puede ser complejo, ya que en su aparición influyen factores genéticos, biológicos y psico-sociales.
El término médico hace referencia a un síndrome o conjunto de síntomas que afectan principalmente a la esfera afectiva: la tristeza patológica, el decaimiento, la irritabilidad o un trastorno del humor que puede disminuir el rendimiento en el trabajo o limitar la actividad vital habitual, independientemente de que su causa sea conocida o desconocida.
La depresión también puede expresarse a través de afecciones de tipo cognitivo, volitivo o incluso somático. En la mayor parte de los casos, el diagnóstico es clínico, aunque debe diferenciarse de cuadros de expresión parecida, como los trastornos de ansiedad. La persona aquejada de depresión puede no vivenciar tristeza, sino pérdida de interés e incapacidad para disfrutar las actividades lúdicas habituales, así como una vivencia poco motivadora y más lenta del transcurso del tiempo.
Su origen es multifactorial, aunque hay que destacar factores desencadenantes tales como el estrés y sentimientos derivados de una decepción sentimental, la contemplación o vivencia de un accidente o tragedia, el trastorno por malas noticias, pena, y el haber atravesado una experiencia cercana a la muerte.
También hay otros orígenes, como una elaboración inadecuada del duelo (por la muerte de un ser querido) o incluso el consumo de determinadas sustancias (abuso de alcohol o de otras sustancias tóxicas) y factores de predisposición como la genética o un condicionamiento educativo.
La depresión puede tener importantes consecuencias sociales y personales, ya que se puede presentar un agotamiento que se verá reflejado en la falta de interés hacia uno mismo, o incluso el desgano para la productividad, lo cual no solo afectará a quien está pasando por la depresión, sino también a quienes lo rodean.
FUENTE: www.wikipedia.com.ar
Otros temas relacionados o derivados de la ansiedad pueden incluir:
- Fibromialgia
La fibromialgia es una enfermedad crónica que se caracteriza por fatiga (cansancio) y dolor musculo-esquelético generalizado, con una exagerada hipersensibilidad en múltiples puntos predefinidos en el cuerpo (cuello, hombros, espalda, caderas, brazos y piernas) que duelen al ser presionados.
Si bien este trastorno es muy es considerado como una enfermedad no se han podido demostrar alteraciones orgánicas derivadas del mismo.
Entre los síntomas que pueden tener las personas que padecen de fibromialgia están los siguientes :
* Dificultad para dormir
* Sueño no reparador
* Fatiga persistente
* Rigidez por la mañana (generalizada)
* Dolores de cabeza
* Periodos menstruales dolorosos
* Sensación de hormigueo o adormecimiento en las manos y los pies
* Falta de memoria o dificultad para concentrarse (“fibroneblina”)
* Síntomas ansioso-depresivos.
Si bien la definición nosológica
y su consideración en el ámbito médico no ha estado exenta de
controversia, los resultados de las investigaciones indican con bastante
consenso que su origen es neurológico, y que el dolor resultaría de desequilibrios neuroquímicos a nivel del sistema nervioso central
Se puede tener dos o más afecciones crónicas del dolor al mismo tiempo. Entre estas afecciones están el síndrome de fatiga crónica, la endometriosis, la fibromialgia, la enfermedad inflamatoria del intestino, la cistitis intersticial, la disfunción de la articulación temporomandibular y la vulvodinia. No se sabe si estos trastornos tienen una causa común.
Factores genéticos:
Algunas hipótesis apuntan hacia una predisposición genética, pues la fibromialgia es 8 veces más frecuente entre miembros de la misma familia, destacando especialmente las investigaciones sobre el gen COMT que codifica la enzima catecol O-metiltransferasa en la vía de las catecolaminas, así como genes relacionados con la serotonina y la sustancia P.
Factores psiquiátricos:
La ansiedad y la depresión producidas por alteraciones emocionales (separación matrimonial, problemas con los hijos, pérdida de empleo, fracaso profesional, etc.) y la tristeza que se producen como reacción al malestar continuado que provoca la enfermedad también podrían ser factores desencadenantes de la fribromialgia. En un 62% de los pacientes en un estudio con diagnóstico de fibromialgia demostraron tener trastornos psíquicos relevantes que requerían tratamiento profesional, mientras que entre los pacientes con el diagnóstico de artritis reumatoide, tenían una prevalencia de trastornos psíquicos de un 28,6%.
Estrés:
Muy probablemente, la relación entre estrés y fibromialgia sea mucho menos lineal de lo que indican algunos autores o quede limitada a un subgrupo concreto de pacientes que aún no se logra identificar.
- Tendencia a la Hipocondría
En general las emociones y sensaciones que sienten las personas que padecen lo que nosotros llamamos "ansiedad por la salud" son las características de la respuesta de ansiedad: taquicardia, inquietud, dolor de cabeza, problemas intestinales, contracturas musculares, etc. Además, las personas vulnerables a la ansiedad suelen presentar dos sesgos típicos: la sobreestimación del peligro y la catastrofización. El primero hace referencia a que las personas tienden a sobreestimar la probabilidad de que algo malo pase y el segundo tiene que ver con la identificación y el apego a las peores consecuencias posibles (enfermedad grave, muerte, etc).
Cuando la persona que sufre ansiedad empieza a estar pendiente la mayoría del tiempo de cómo se siente, se los síntomas que padece o puede padecer y busca la causa de los mismos, desestimando que pueda ser ansiedad u otro trastorno piscológico, busca la raíz del asunto en lo físico.
Comineza a consultar diferentes especialistas y aún cuando habiéndosele efectuado exámenes y estudios, éstos den bien, siguen creyendo que padecen de alguna enfermedad no detectada o que no lo han sabido diagnosticar. Es en este punto donde la ansiedad y la hipocondría se conectan, o bien la hipocondría se desarrolla como respuesta a la ansiedad y sus síntomas.
La ansiedad está más orientada hacia una preocupación con respecto al futuro y, en algunos casos, la adecuada información hace que los síntomas se reduzcan significativamente.
La hipocondría se define como la preocupación y el miedo a padecer (o tener la convicción de tener) una enfermedad grave partiendo de la interpretación de ciertos cambios sintomáticos. En el caso de la hipocondría la preocupación suele persistir a pesar de las exploraciones y explicaciones médicas.
El cuidado de nuestro cuerpo y las preocupaciones razonables por la salud son conductas adecuadas, sirven para prevenir diferentes enfermedades. Y, desde luego, cuando se padece realmente una enfermedad, son aún más adecuadas, siempre y cuando, sean proporcionadas a la enfermedad padecida. Lo que ocurre en la hipocondría es una desorbitada preocupación por padecer enfermedades que o no se tienen, o, teniéndolas, no justifican semejante preocupación. Las cavilaciones se basan en pequeñas sensaciones físicas vagas e imprecisas. Esta inmensa preocupación genera mucha angustia y suele llevar al descuido de diferentes actividades que la persona antes realizaba con normalidad -ej. abandono del trabajo, desatención a la vida de pareja por estar más centrado uno en sus propias sensaciones-.
Los componentes esenciales de la hipocondría se pueden dividir en tres formas de respuesta:
a) Cognitivos:
- preocupación por el propio cuerpo y por padecer diferentes enfermedades.
- rumiaciones sobre síntomas, salud y enfermedad y sus consecuencias
- autobservación excesiva de las funciones del cuerpo y tendencia a verlas como señal de enfermedad.
- más atención a las posibles consecuencias negativas, desoyendo los aspectos más saludables de uno mismo y de la vida.
b) Emocional-fisiológicos:
- ansiedad
- temores sin correspondencia con el peligro real
- cambios en el estado de ánimo
c) Conductuales:
- hablar a propios y extraños de las varias dolencias y síntomas.
- búsqueda de información en diferentes fuentes (enciclopedias, otros enfermos, familiares...).
- autoobservaciones repetidas y manipulación de diferentes partes del cuerpo para comprobaciones diversas.
- aumento de las visitas a médicos y especialistas, y deterioro de las relaciones con éstos.
- disminución de otras actividades sobretodo las de buena salud y aquellas que implican responsabilidad social o laboral.
La persona hipocondríaca está muy metida en el rol de enfermo, es decir, centra la mayor parte de su vida en la vivencia de estar enfermo. Aunque la hipocondría como trastorno es independiente de la ansiedad y la depresión, muchas veces aparece junto a ellas. Esta coexistencia se explica por varios motivos. El tono de ánimo negativo hace que nos centremos más en nosotros mismos, lleva a interpretar sensaciones neutras como señales de peligro potencial de enfermedad, y vuelve más catastrofistas nuestras expectativas de padecer un enfermedad y lo que significaría padecerla. Además también se ve aumentada nuestra atención a aspectos negativos de la vida, entre ellos las enfermedades, y a recordar enfermedades que se padecieron o padecieron otras personas en el pasado. Y no hay que olvidar que las propias emociones negativas pueden generar síntomas físicos )(la ansiedad,por ejemplo, genera palpitaciones, sudores, temblores...) que pueden ser vistos como enfermedad física si se desconoce su origen, o, incluso pueden provocar problemas físicos reales (úlceras, psoriasis, cefaleas tensionales, hipertensión arterial, asma bronquial, etc...).
Entre los factores que facilitan el inicio de los cuadros de hipocondría, suelen citarse los siguientes:
1)Experiencias previas con efectos sensibilizadores(p.ej. conocimiento de errores médicos, familiares enfermos, padre hipocondríaco...) y factores de aprendizaje en relación al propio cuerpo (fundamentalmente costumbres sociales en la expresión emocional de la enfermedad y las reacciones a ella, capacidad amplificada para percibir las propias reacciones internas, y fallos en la forma de afrontar situaciones estresantes).
2) Formación de creencias erróneas sobre los síntomas, la salud y la enfermedad. Además de una atención selectiva a aspectos negativos y tendencia a confirmar estas creencias erróneas.
3) La presencia de un incidente crítico externo (muerte de un familiar, información sobre una enfermedad cuyos síntomas uno cree padecer) o interno (estado de ánimo negativo) suele activar estas creencias y comportamientos arriba señalados, desencadenándose así los componentes característicos de la hipocondría.
- Síndrome de Fatiga crónica (SFC)
Se refiere a un cansancio intenso y continuo (fatiga) que no se alivia con el descanso y no es causado directamente por otras enfermedades.
Se desconoce la causa exacta del síndrome de fatiga crónica (SFC). Algunas teorías sugieren que puede deberse a:
El síntoma principal del SFC es el cansancio extremo, el cual es:
- Condritis costal o Costo-crondritis
Las
costillas se conectan con el esternón mediante un cartílago elástico en
unos puntos denominados articulaciones costoesternales. La
costocondritis puede afectar a una o más de estas articulaciones donde
la persona experimenta el dolor.
Esta dolorosa inflamación del cartílago que une las costillas con el esternón es una de las causas más frecuentes de dolor torácico en la población, siendo el género femenino el que la experimenta con mayor frecuencia. El dolor puede irradiarse sobre los brazos, o incluso hacia la espalda. En algunos casos también puede causar disnea y en consecuencia algo de mareo, pues afecta los músculos respiratorios.
Hay veces en las que el dolor ces agudo y punzante y puede hacer pensar en un ataque de corazón u otra afección cardíaca, por lo que es aconsejable consultar a un médico para descartar cualquier dolencia de oigen cardiovascular.
Podemos ver algunas diferencias:
La costocondritis suele remitir por sí sola sin necesidad de tratamiento alguno. Esto suele ocurrir en el trascurso de pocos días o semanas. De todos modos, si presenta un dolor torácico que no remite, consulte a su médico. Mientras dure el dolor, es probable que éste le recomiende tomar un analgésico como el ibuprofeno o paracetamol para aliviarle el dolor. Aplicar compresas calientes o calor con una almohadilla eléctrica (en el modo de menor potencia) sobre el área dolorida también podría proporcionarle alivio.
FUENTES:
www.wikipedia.com.ar
www.clinicadeansiedad.com
Se puede tener dos o más afecciones crónicas del dolor al mismo tiempo. Entre estas afecciones están el síndrome de fatiga crónica, la endometriosis, la fibromialgia, la enfermedad inflamatoria del intestino, la cistitis intersticial, la disfunción de la articulación temporomandibular y la vulvodinia. No se sabe si estos trastornos tienen una causa común.
Las causas de la fibromialgia son desconocidas aunque ciertos factores pueden estar relacionados con este trastorno:
- Acontecimientos estresantes o traumáticos, como accidentes automovilísticos
- Lesiones recurrentes
- Malestares o dolencias
- Ciertas enfermedades.
Factores genéticos:
Algunas hipótesis apuntan hacia una predisposición genética, pues la fibromialgia es 8 veces más frecuente entre miembros de la misma familia, destacando especialmente las investigaciones sobre el gen COMT que codifica la enzima catecol O-metiltransferasa en la vía de las catecolaminas, así como genes relacionados con la serotonina y la sustancia P.
Factores psiquiátricos:
La ansiedad y la depresión producidas por alteraciones emocionales (separación matrimonial, problemas con los hijos, pérdida de empleo, fracaso profesional, etc.) y la tristeza que se producen como reacción al malestar continuado que provoca la enfermedad también podrían ser factores desencadenantes de la fribromialgia. En un 62% de los pacientes en un estudio con diagnóstico de fibromialgia demostraron tener trastornos psíquicos relevantes que requerían tratamiento profesional, mientras que entre los pacientes con el diagnóstico de artritis reumatoide, tenían una prevalencia de trastornos psíquicos de un 28,6%.
Estrés:
Muy probablemente, la relación entre estrés y fibromialgia sea mucho menos lineal de lo que indican algunos autores o quede limitada a un subgrupo concreto de pacientes que aún no se logra identificar.
- Tendencia a la Hipocondría
En general las emociones y sensaciones que sienten las personas que padecen lo que nosotros llamamos "ansiedad por la salud" son las características de la respuesta de ansiedad: taquicardia, inquietud, dolor de cabeza, problemas intestinales, contracturas musculares, etc. Además, las personas vulnerables a la ansiedad suelen presentar dos sesgos típicos: la sobreestimación del peligro y la catastrofización. El primero hace referencia a que las personas tienden a sobreestimar la probabilidad de que algo malo pase y el segundo tiene que ver con la identificación y el apego a las peores consecuencias posibles (enfermedad grave, muerte, etc).
Cuando la persona que sufre ansiedad empieza a estar pendiente la mayoría del tiempo de cómo se siente, se los síntomas que padece o puede padecer y busca la causa de los mismos, desestimando que pueda ser ansiedad u otro trastorno piscológico, busca la raíz del asunto en lo físico.
Comineza a consultar diferentes especialistas y aún cuando habiéndosele efectuado exámenes y estudios, éstos den bien, siguen creyendo que padecen de alguna enfermedad no detectada o que no lo han sabido diagnosticar. Es en este punto donde la ansiedad y la hipocondría se conectan, o bien la hipocondría se desarrolla como respuesta a la ansiedad y sus síntomas.
La ansiedad está más orientada hacia una preocupación con respecto al futuro y, en algunos casos, la adecuada información hace que los síntomas se reduzcan significativamente.
La hipocondría se define como la preocupación y el miedo a padecer (o tener la convicción de tener) una enfermedad grave partiendo de la interpretación de ciertos cambios sintomáticos. En el caso de la hipocondría la preocupación suele persistir a pesar de las exploraciones y explicaciones médicas.
El cuidado de nuestro cuerpo y las preocupaciones razonables por la salud son conductas adecuadas, sirven para prevenir diferentes enfermedades. Y, desde luego, cuando se padece realmente una enfermedad, son aún más adecuadas, siempre y cuando, sean proporcionadas a la enfermedad padecida. Lo que ocurre en la hipocondría es una desorbitada preocupación por padecer enfermedades que o no se tienen, o, teniéndolas, no justifican semejante preocupación. Las cavilaciones se basan en pequeñas sensaciones físicas vagas e imprecisas. Esta inmensa preocupación genera mucha angustia y suele llevar al descuido de diferentes actividades que la persona antes realizaba con normalidad -ej. abandono del trabajo, desatención a la vida de pareja por estar más centrado uno en sus propias sensaciones-.
Los componentes esenciales de la hipocondría se pueden dividir en tres formas de respuesta:
a) Cognitivos:
- preocupación por el propio cuerpo y por padecer diferentes enfermedades.
- rumiaciones sobre síntomas, salud y enfermedad y sus consecuencias
- autobservación excesiva de las funciones del cuerpo y tendencia a verlas como señal de enfermedad.
- más atención a las posibles consecuencias negativas, desoyendo los aspectos más saludables de uno mismo y de la vida.
b) Emocional-fisiológicos:
- ansiedad
- temores sin correspondencia con el peligro real
- cambios en el estado de ánimo
c) Conductuales:
- hablar a propios y extraños de las varias dolencias y síntomas.
- búsqueda de información en diferentes fuentes (enciclopedias, otros enfermos, familiares...).
- autoobservaciones repetidas y manipulación de diferentes partes del cuerpo para comprobaciones diversas.
- aumento de las visitas a médicos y especialistas, y deterioro de las relaciones con éstos.
- disminución de otras actividades sobretodo las de buena salud y aquellas que implican responsabilidad social o laboral.
La persona hipocondríaca está muy metida en el rol de enfermo, es decir, centra la mayor parte de su vida en la vivencia de estar enfermo. Aunque la hipocondría como trastorno es independiente de la ansiedad y la depresión, muchas veces aparece junto a ellas. Esta coexistencia se explica por varios motivos. El tono de ánimo negativo hace que nos centremos más en nosotros mismos, lleva a interpretar sensaciones neutras como señales de peligro potencial de enfermedad, y vuelve más catastrofistas nuestras expectativas de padecer un enfermedad y lo que significaría padecerla. Además también se ve aumentada nuestra atención a aspectos negativos de la vida, entre ellos las enfermedades, y a recordar enfermedades que se padecieron o padecieron otras personas en el pasado. Y no hay que olvidar que las propias emociones negativas pueden generar síntomas físicos )(la ansiedad,por ejemplo, genera palpitaciones, sudores, temblores...) que pueden ser vistos como enfermedad física si se desconoce su origen, o, incluso pueden provocar problemas físicos reales (úlceras, psoriasis, cefaleas tensionales, hipertensión arterial, asma bronquial, etc...).
Entre los factores que facilitan el inicio de los cuadros de hipocondría, suelen citarse los siguientes:
1)Experiencias previas con efectos sensibilizadores(p.ej. conocimiento de errores médicos, familiares enfermos, padre hipocondríaco...) y factores de aprendizaje en relación al propio cuerpo (fundamentalmente costumbres sociales en la expresión emocional de la enfermedad y las reacciones a ella, capacidad amplificada para percibir las propias reacciones internas, y fallos en la forma de afrontar situaciones estresantes).
2) Formación de creencias erróneas sobre los síntomas, la salud y la enfermedad. Además de una atención selectiva a aspectos negativos y tendencia a confirmar estas creencias erróneas.
3) La presencia de un incidente crítico externo (muerte de un familiar, información sobre una enfermedad cuyos síntomas uno cree padecer) o interno (estado de ánimo negativo) suele activar estas creencias y comportamientos arriba señalados, desencadenándose así los componentes característicos de la hipocondría.
- Síndrome de Fatiga crónica (SFC)

Se desconoce la causa exacta del síndrome de fatiga crónica (SFC). Algunas teorías sugieren que puede deberse a:
- Inflamación en el sistema nervioso, debido a una respuesta defectuosa en el sistema inmunitario.
- Edad
- Enfermedad previa
- Estrés
- Genética
- Factores ambientales
El síntoma principal del SFC es el cansancio extremo, el cual es:
- Nuevo.
- Dura al menos seis meses.
- No se alivia con el reposo en cama.
- Tan intenso que le impide a usted participar en ciertas actividades.
- Sentirse muy cansado durante más de 24 horas después de realizar ejercicio que normalmente se consideraría fácil.
- No sentirse descansado después de haber dormido suficiente tiempo.
- Falta de memoria.
- Problemas para concentrarse.
- Confusión.
- Dolor articular pero sin hinchazón ni enrojecimiento.
- Dolores de cabeza diferentes a los que ha tenido en el pasado.
- Irritabilidad.
- Fiebre leve: 38.3° C o menos.
- Dolores musculares (mialgias).
- Debilidad muscular en todo el cuerpo o en distintas partes, ni causa por trastorno conocido.
- Dolor de garganta.
- Sensibilidad en los ganglios linfáticos del cuello o la axila.
- Condritis costal o Costo-crondritis

Esta dolorosa inflamación del cartílago que une las costillas con el esternón es una de las causas más frecuentes de dolor torácico en la población, siendo el género femenino el que la experimenta con mayor frecuencia. El dolor puede irradiarse sobre los brazos, o incluso hacia la espalda. En algunos casos también puede causar disnea y en consecuencia algo de mareo, pues afecta los músculos respiratorios.
Hay veces en las que el dolor ces agudo y punzante y puede hacer pensar en un ataque de corazón u otra afección cardíaca, por lo que es aconsejable consultar a un médico para descartar cualquier dolencia de oigen cardiovascular.
Podemos ver algunas diferencias:
- El dolor propio de un ataque de corazón suele estar más extendido y se experimenta también en otras partes del cuerpo, como los brazos y el cuello, no solamente en el pecho. Además, se suele notar como si viniera de debajo del esternón.
- El dolor propio de la costocondritis se suele experimentar en un área reducida del pecho y se nota como si viniera directamente del lugar donde se une el esternón con las costillas.
Los médicos a menudo no pueden identificar con exactitud la causa de una costocondritis, aunque a veces se asocia a:
- una lesión en las costillas o el esternón
- tensión o sobrecarga física provocada por el hecho de levantar pesos pesados o de hacer un ejercicio agotador
- tos repetitiva (que puede acompañar a algunas infecciones)
Los principales síntomas de la costocondritis son el dolor y las molestias torácicas. Se suele experimentar un dolor agudo en el lado izquierdo del esternón, aunque también es posible sentirlo en ambos lados del pecho. El dolor puede empeorar al realizar respiraciones profundas, toser con vigor, al mover la parte superior del cuerpo o al presionar el área afectada.
La costocondritis suele remitir por sí sola sin necesidad de tratamiento alguno. Esto suele ocurrir en el trascurso de pocos días o semanas. De todos modos, si presenta un dolor torácico que no remite, consulte a su médico. Mientras dure el dolor, es probable que éste le recomiende tomar un analgésico como el ibuprofeno o paracetamol para aliviarle el dolor. Aplicar compresas calientes o calor con una almohadilla eléctrica (en el modo de menor potencia) sobre el área dolorida también podría proporcionarle alivio.
FUENTES:
www.wikipedia.com.ar
www.clinicadeansiedad.com
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario!