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Interacción familiar

Ansiedad y Familia: cómo actuar



Impacto en la familia

Uno de los aspectos importantes de la vida en familia, está relacionado al cuidado, acompañamiento y la comprensión ante la enfermedad de alguno de sus miembros. Todos necesitamos sentirnos cuidados en los momentos en que tenemos algún tipo de dolencia.
Cualquier padecimiento, aún el más simple como una gripe o complejo como una depresión, genera un impacto en el desenvolvimiento cotidiano de la familia. La rutina de todos en la casa puede alterarse (Por ejemplo, si la madre se enferma tendrá que cocinar el papá, un hijo u otra persona). Si se trata de una enfermedad corta, es probable que la familia retome su ritmo sin mayor dificultad. Una enfermedad crónica o un trastorno que produce una incapacidad puede, en cambio, afectar permanentemente el modo en que la familia se relaciona entre sí o con quienes los rodean.

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Los Trastornos de Ansiedad y otras enfermedades mentales pueden provocar tanta o más alteración en la vida que las dolencias físicas. Muchas actividades familiares pueden volverse difíciles o hasta imposibles, sobre todo si el trastorno limita la capacidad de desenvolvimiento de la persona afectada en sus actividades cotidianas. Por esto la importancia de contar con una adecuada información.
Es de esperar que entre los seres queridos crezca un espíritu solidario ante las dificultades naturales que generan las enfermedades. Los miembros de la familia deberán adoptar conductas acordes a las características de la enfermedad, para lo cual requerirán un conocimiento acerca de ella para que la recuperación sea rápida y exitosa.

La familia es muy importante para la recuperación de una persona que padece de trastorno de ansiedad. Idealmente, la familia debe ofrecer apoyo y no ayudar a perpetuar los síntomas del ser querido. Los miembros de la familia no deben subestimar el trastorno o exigir una mejoría sin que la persona reciba tratamiento.

¿Qué sucede en la familia de una persona que sufre trastornos de ansiedad?

Los miembros de la familia comienzan a notar cambios y surgen sentimientos de duda y desconcierto.

Cuando una persona empieza a sufrir un trastorno de ansiedad, habitualmente siente vergüenza por lo que le está sucediendo y trata de disimular o esconder su sufrimiento por temor a preocupar a sus familiares y por miedo al rechazo de éstos. Al mismo tiempo, los demás miembros de la familia, notan un cambio en su forma de ser, de conducirse y comienzan las dudas y el desconcierto al no entender lo que esta pasando. Muchas veces reaccionan con enojo ante éstas nuevas (y desconocidas) conductas de la persona que está sufriendo el trastorno, e intentan ayudarlo apelando a frases como las siguientes: “Si no te esfuerzas, no vas a poder”, “Con un poquito de voluntad, todo se logra”, “No hace falta que te laves varias veces, con una ya esta limpio”, “Preocupándote no vas a ganar nada”, “No tengas miedo ¿qué puede hacerte una cucaracha? “, desconociendo que el cambio no se produce exclusivamente con el esfuerzo de la voluntad.

Es muy común, también, que se pregunten si detrás de estos cambios no habrá alguna enfermedad física o un factor orgánico o genético que los produzca. Buscando algún tipo de respuesta que les brinde algo de certeza comienzan, junto con el que sufre, una maratón por las diferentes especialidades médicas, llegando a consultar muchos especialistas, hasta hallar el diagnóstico correcto a su problema.

Adaptarse al problema

La rutina familiar puede acomodarse en función de las limitaciones del familiar en problemas hasta lograr cierto equilibrio.

Mientras la situación continúa, ustedes van tomando conciencia que su ser querido sigue sufriendo pese al esfuerzo de querer cambiar. Es entonces cuando las actividades familiares se reacomodan de forma tal de poder seguir realizando las mismas tareas cotidianas, asumiendo funciones que antes realizaba su familiar y que, debido al trastorno, se encuentra limitado de poder seguir haciéndolo.

Por ejemplo: si una mamá sufre de agorafobia y no puede viajar para retirar a sus niños de la escuela, una amiga, una abuela se encargarán de hacerlo. O bien, la hermana de una joven con fobia social se encargará de devolver un vestido fallado al negocio donde lo compró. En otro caso, la rutina familiar puede reacomodarse para mantener la aparente tranquilidad de un papá con TAG, utilizando toda la familia teléfonos celulares, realizándose chequeos médicos mensuales o informándolo sistemáticamente de los lugares y horarios donde estará cada miembro de la familia. Estas estrategias producen una cierta estabilidad a corto plazo, ya que la sensación de no lograr una mejor calidad de vida continúa y no se resuelve el problema principal que es: "¿Qué hacemos con un trastorno de ansiedad?".

Escucha solidaria del problema

Un punto indiscutible es que el que padece trastornos de ansiedad esta sufriendo, de la misma manera que toda la familia. Escuchar es el primer punto para saber lo que está pasando realmente.

Intente ser “el hombro donde apoyarse” y el “oído para desahogarse” para su familiar. Hablar de los miedos y preocupaciones es de gran alivio.

Tratar de comprender en qué consiste

Algunas veces lo que escuchamos lo podemos comparar con experiencias propias. Otras veces no. Pero siempre es importante tratar de comprender por lo que está pasando la persona que sufre, sin desacreditar ni desconfiar. Muchas veces, pensamos que enojándonos podemos hacer reaccionar a nuestro ser querido. El se esfuerza constantemente para salir adelante, pero no depende exclusivamente de la voluntad que ponga. Tratar de comprender es poder aceptar que la persona que está sufriendo no simula lo que le sucede para llamar la atención.

Buscar información

La información resulta fundamental para poder entender los mecanismos de los trastornos de ansiedad. Conseguir información alivia una buena parte del malestar al conocer que hay acciones efectivas que ayudan a nuestro familiar en problemas.

Es de gran utilidad que los familiares se interioricen acerca de las técnicas de relajación que se pueden aplicar para disminuir y contrarrestar la ansiedad, y más aún para saber cómo actuar ante un ataque de pánico.

Si su familiar asiste a terapia el familiar puede pedirle al profesional que lo asesore para saber desenvolverse en tales situaciones.

Conocer cómo actuar ante una crisis

Es importante que uno guarde la calma sabiendo que a su familiar no le ocurre nada grave, esto ayudará a la persona que sufre el ataque a sentir que no está solo/a y que la persona que lo acompaña está tranquila pues no hay peligro real.
Si usted no puede mantenerse calmo espere unos instantes hasta lograrlo y por el momento, es mejor dejar sola a la persona que sufre el ataque de ansiedad para no aumentar su miedo.

Préstele contención mediante un abrazo, palabras tranquilizadoras y frases positivas. Distráigalo con palabras que lo ayuden a lograr visualizaciones positivas y relajantes.

Alentar la búsqueda de un plan de recuperación

La recuperación es posible. Es fundamental que lo motiven y ayuden en la decisión de buscar un tratamiento adecuado.

Informarse de la modalidad del tratamiento

Si la persona que sufre comienza su tratamiento, la información acerca del mismo permite entender las acciones que deberá llevar a cabo, el tiempo necesario para su recuperación. De la misma manera que para una enfermedad física hay indicaciones precisas de las que depende la recuperación, en los trastornos de ansiedad, hay pasos a seguir, tareas específicas a realizar de cada trastorno, que necesariamente tienen una secuencia y un orden que no se pueden alterar, para beneficio de todos.

Cooperar como aliado

Hay mucho para hacer. Si quiere colaborar puede comunicarse con el terapeuta para que le indique cuáles son las mejores pasos a seguir. Se convertirá en aliado y beneficiará notablemente la marcha y éxito del tratamiento. Ser aliado implica actuar conjuntamente con el que sufre en las tareas que sean necesarias.

Alentar los logros

En el camino hacia la recuperación, los logros, por pequeños que parezcan son importantísimos para la persona que está en tratamiento. Por eso, usted es la persona indicada para animar y apoyar a su ser querido. Alentándolo, lo impulsará a nuevos logros.

Si su familiar está asistiendo a terapia psicológica, previo consentimiento de ambos, pregúntele al profesional cómo puede ayudar.

Intente animarlo a que realice actividades que le gusten.

Anímelo a enfrentarse a sus miedos, siempre de mutuo acuerdo y sin presiones, más bien como un consejo.

Consultar en caso de dudas

Es beneficioso, tanto para la persona que sufre de trastornos de ansiedad como para su familia, que se comuniquen abiertamente con el profesional o la institución al que otorgaron su confianza para ayudar al ser querido. Conocer y aprender qué cosas sirven, qué actitudes son mejores para cada etapa del tratamiento, ayudan a avanzar en la dirección correcta y alivian la desorientación que, muchas veces, siente la familia.

Actuar con prudencia

Muchas veces, los familiares tienen actitudes que, directa o indirectamente perpetúan el problema, por no saber como es el proceso y la evolución del tratamiento. Por esto, es importante comprometerse y colaborar sin interferir ni adelantarse a las tareas que debe realizar su ser querido.

La recuperación en marcha

Es muy importante que usted sepa que durante el proceso de recuperación de su ser querido, pueden producirse tensiones o conflictos en las relaciones familiares. La manera que hallaron de adaptarse al trastorno se verá inevitablemente alterada, para dar paso a otra que paulatinamente beneficiará la armonía familiar. En realidad, todo esto puede representar signos de avance.

Es posible que su ser querido comience a sentirse más independiente, a tener necesidades y deseos diferentes y a valorar cada logro, que aunque parezca insignificante, es de vital importancia en el proceso hacia la recuperación. Ustedes como familia, funcionan como pilar de apoyo para su ser querido. Por eso, es importante que intenten comprender que él necesita sentirse seguro ante cada nueva meta, para poder tomar la decisión a voluntad, no solamente para cumplir con la indicación del terapeuta o por los deseos de la familia. En última instancia, éste esfuerzo conjunto lleva a una calidad de vida más satisfactoria para todos.

Un tropezón no es caída, la recuperación es posible

Los altibajos o recaídas son frecuentes en el transcurso de la ansiedad, sobre todo en el proceso de salida. Recuérdele a su familiar que esos momentos son normales y que pasarán.

Durante el tratamiento de los trastornos de ansiedad se aprenden y utilizan herramientas para ser utilizadas luego de la finalización del mismo. Este tipo de tratamiento, otorga a las personas la confianza y recursos necesarios que sirven para mantener a través del tiempo los logros obtenidos, aun cuando situaciones nuevas o difíciles amenacen con quebrar la estabilidad lograda. Es importante saber que en éstos momentos difíciles la familia, también se encuentra mejor preparada para afrontarlos, ya que en la medida que participó del tratamiento acompañando a su ser querido, se ha fortalecido y aprendido nuevos recursos para ayudarse mutuamente.

No minimice su importancia como figura cuyo rol es importantísimo para ayudar a la recuperación de su familiar (o amigo) con ansiedad.

Adopte siempre una actitud de comprensión, paciencia, entendimiento y disponibilidad hacia su familiar con ansiedad.

Esto no significa ser sobreprotector porque de esa manera no estará ayudándolo, ya que superar la ansiedad requiere de una acción para lograr e cambio.

FUENTE: http://asociacionayuda.org/


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